"Estamos hasta la papaya de que nos quieran 'arreglar': ¡queremos divertirnos!"
Dos chicas y un cabreo muy grande.

Esta historia empieza con dos chicas, Susana Urrutia (La Susi para las amigas) y Lola Fernández (la Lola). Y un cabreo: el que nos llevamos cuando descubrimos que los productos con los que nos maquillamos están petados de #nasties malas para nuestra salud y para el planeta  y que la industria cosmética explota nuestras inseguridades para vender “arreglándonos”

Nos lo pensamos mucho antes de montar una marca de maquillaje. Somos mujeres. Sabemos lo que hay. Bastante 💩 tragamos ya como para cargar la pala un poco más con otra marca de belleza que nos dice que nuestra cara está “mal”, que necesitamos “arreglarla” con “correctores” y bañándola en derivados del petróleo 🙈 

Un sueño: reconquistar nuestra belleza.

Pero entonces nos acordamos de cómo era cuando éramos niñas. Cuando atracábamos el neceser de mamá y nos enguarrindongábamos hasta arriba con los potingues más coloridos y brillantes que hubiera dentro 🌈: no nos avergonzábamos de nuestra piel, queríamos divertirnos pintarrajeándonos. ¿En qué momento dejamos de hacerlo? ¿En qué momento dejamos de jugar para empezar a «arreglarnos»? ¿Por qué? 

Las niñas que llevamos dentro tenían claro que querían COLOR. Para nuestra sorpresa, no encontramos en el mercado marcas de cosmética que aunaran productos saludables y responsables con diversión. Nos decían que nuestro maquillaje tenía que ser «invisible, como si no llevaras nada» (WTF?), nos vendían productos en tonos tierra, tristes y apagados, que poco tenían que ver con nuestro mood de ‘wildas’ desmelenadas. 

Un rugido: el nacimiento de WILDA.

WILDA es un rugido necesario. Una marca que nace para devolvernos el placer de JUGAR maquillándonos  con productos top y hacerlo de forma saludable y respetuosa, con nuestro planeta y ante todo, con nosotras mismas. Porque es nuestra cara y son nuestras decisiones. Porque nuestra belleza, hermana, es nuestra 💪🏼.